Trump contra la Fed: "¿Cuál y quién es el propósito de la independencia del banco central?"

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Trump contra la Fed: "¿Cuál y quién es el propósito de la independencia del banco central?"

Trump contra la Fed: "¿Cuál y quién es el propósito de la independencia del banco central?"

Una gran comunidad de economistas se moviliza actualmente para defender a Lisa Cook, miembro de la Reserva Federal estadounidense (Fed), a quien Donald Trump intenta destituir, y, en términos más generales, la independencia del banco central. Prueba de ello es la carta abierta iniciada por Claudia Goldin (Premio Nobel 2023), de la Universidad de Harvard en Massachusetts, y David Romer, de la Universidad de California en Berkeley, firmada por economistas de todo el mundo. Sin duda, los ataques y diatribas de Donald Trump contra la Fed hacen que la independencia del banco central parezca un baluarte contra los intentos de un estado autoritario de apoderarse del poder del dinero. Alejarse de la independencia de los bancos centrales nos permite reflexionar sobre la ideología que la sustenta. ¿Cuál es el propósito de la independencia del banco central y a quién se dirige?

El primer banco central estatutariamente independiente del gobierno federal fue el Deutsche Bundesbank, fundado en 1957. Su sólida independencia pretendía proteger a Alemania de los excesos inflacionarios del pasado (en particular, durante la hiperinflación de 1923). Su gobernanza inspiró la del Banco Central Europeo y la de muchos otros bancos centrales.

La mayoría de los economistas tienen una interpretación funcional de esta independencia: la ven como una condición para que la institución, a la que está confiada la misión de garantizar una inflación baja y estable, la cumpla lo mejor posible, sin interferencias del Estado, que generalmente es más proclive a tolerar la inflación porque reduce el valor real de su deuda y facilita su gestión.

La independencia de los bancos centrales protege contra el sesgo inflacionario de los Estados, especialmente cuando recurren a políticas de estímulo discrecionales de inspiración keynesiana. Basándose en estas consideraciones, los nuevos clásicos de las décadas de 1970 y 1980 (Finn Kydland y Edward Prescott, Robert Barro y Robert Gordon, cuyos preceptos dominan los libros de texto de macroeconomía) establecieron la idea de que las políticas económicas ya no debían dejarse a la discreción de los Estados, sino basarse en reglas y confiarse a agencias independientes, lo que les otorgaba credibilidad en el cumplimiento de sus misiones.

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